miércoles, 2 de diciembre de 2009

Dame, Hijo Mio, Tu Corazón


“Dame hijo mío tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos.”

Proverbios 23:26


Salomón era el hombre más rico del mundo, sin embargo aun había un tesoro que quería que su hijo le entregara.

Que hermoso cuadro se nos presenta así de un hombre activamente involucrado en construir y formar a un hijo.

Salomón uso la palabra “dar” al pedir el corazón de su hijo. Sin embargo, la forma de la palabra indica que en realidad era una orden. Como padre, el sabia lo que era mejor, y estaba insistiendo en que su hijo le diera su corazón.


Salomón continúa y dice, “Miren tus ojos por mis caminos.” El vocablo hebreo traducido “ojos” significa literalmente ojos, pero también puede referirse figuradamente a “la capacidad mental y espiritual.”


“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de el mana la vida.” (Proverbios 4:23). Salomón sabía que el corazón es el sitio donde ruge la batalla, y donde se determina la trayectoria de la vida. El reconocía que si se permite que los apetitos juveniles incorrectos florezcan, podría naufragar la vida del niño.


Por el amor y el cuidado que Salomón tenía por el bienestar de su hijo, estaba pidiendo a su hijo que le confiara su misma alma. El quería que su hijo examinara el estilo de vida de su padre y abrazara lo que su padre abrazaba como bueno y provechoso. Salomón estaba diciendo, “Hijo, tenme tal estima que adoptaras mi estilo de vida para hacerlo tuyo. Apégate a mi ejemplo y vive conforme al patrón que te estoy mostrando. Escucha mi consejo y observa mis caminos.”


Una selección del libro: La conservación del Corazón de Nuestros Hijos

Por Steven y Teri Maxwell


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Este escrito es un reto para mí y me motiva a clamar a Dios que me ayude a vivir una vida ejemplar para mis hijos. Que Dios me de Su sabiduría para ser ese ejemplo que ellos necesitan y con confianza seguir ordenando como Salomón ordeno a su hijo, “Dame, hijo mío, tu corazón.” Yo quiero el corazón de mis hijos, se los he pedido, y me lo han dado, gracias a Dios. Ahora, a DIARIO, es mi responsabilidad de asegurarme que estoy conservando sus corazónes.



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