lunes, 16 de noviembre de 2009

Herencia del Señor


He aquí herencia del Señor son los Hijos. Cosa de estima el fruto del vientre.

Salmo 127:3


Creo que si declaramos ser cristianos vamos a estar de acuerdo de que no podemos contradecir o negar la verdad de la Palabra de Dios. Esto es cierto especialmente si reconocemos que la Biblia es absoluta e infalible (sin ningún error).


Muchas veces en nuestra comunidad, en el trabajo o en platicas con amistades, escuchamos expresiones de descontento, refiriéndose a los hijos. Tristemente, estas mismas expresiones de enfado o quejas acerca de hijos también se escuchan en hogares cristianos.


Las personas expresando tal sentir, sienten que sus hijos son un estorbo, que son una carga muy grande y fastidiosa y reniegan por haber tenido hijos. En sus mentes pueden tener sienes de excusas para respaldar su descontento. Que triste situación es esta. Tal actitud claramente se opone al sentir que Dios quiere que tengamos y es un pecado de ingratitud. Claro, criar hijos, es un trabajo arduo, de mucho esfuerzo, y a veces muy cansado. Pero, si pudiéramos captar la hermosa perspectiva bíblica, los tiempos difíciles en criar nuestros hijos se tornarían en actos sacrifícales de amor en el proceso de entrenarlos.


Ahora, vamos a examinar con cuidado lo que este salmo expresa. Primero, dice que los hijos son herencia del Señor. ¿Que es una herencia? Una herencia, la mayor parte del tiempo, es algo de valor (propiedades, tesoros, o dinero, etc.) que se traspasa a los hijos cuando un padre se muere o en casos inusuales cuando el dador todavía vive. Una herencia antes de ser tuya, primero es de alguien más.


Mirando el verso de nuevo, entendemos que nuestros hijos son propiedad de Dios. El los formo especialmente con el propósito de regalarlos a nosotros como una herencia! No podemos negar que hasta en lo terrenal un padre que se esfuerza en formar una herencia para dar a los suyos, lo hace sabiendo que esa herencia va a ser de gran bendición al que se lo herede. Las personas que son beneficiarios de una herencia tienen más oportunidades y facilidades para realizar sueños y alcanzar exito.


La expresión que continua dice, “cosa de estima el fruto del vientre.” Si Dios lo dice es porque es verdad. Los hijos que Dios nos da son de gran estima y de gran valor. Algo que es de gran estima para Dios mismo debe de ser de GRAN estima para nosotros también. ¡Al pensar que Dios nos escogió para bendecirnos con el privilegio de ser padres es maravilloso! El nos ha confiado a nuestros hijos y los ha puesto en nuestras manos, en nuestros hogares, para que nuestro tiempo aquí en la tierra sea bendecido. Si los entrenamos en Su camino nuestras “herencias” pueden manifestar la gloria de Dios aquí en la tierra. ¡Se multiplican las oportunidades para impactar al mundo por medio de nuestros hijos (herencia de Dios)! Con nuestros hijos a nuestro lado, mientras estén en nuestro hogar, se facilita cualquier labor espiritual que Dios nos encomiende. ¡Que bendición!


Personalmente hablando, yo no entendía esta realidad tan clara cuando mis primeros hijos nacieron, a como ahora lo entiendo. A hecho un mundo de diferencia en como los miro y como los trato. Son increíblemente preciosos…tesoros inmensurables. Cuando mi esposa y yo nos enfrentamos con la tentación de quejarnos de nuestros hijos estamos aprendiendo a pausar y recordar el privilegio de estar bendecidos con ellos en nuestro hogar. Entonces con gratitud en nuestro corazón podemos clamar a Dios por paciencia, sabiduría y fuerzas.

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